Último año de instituto. A punto de cumplir los 18 años Christine se avergüenza de su familia, está deseando ir a la universidad y salir de su ciudad. Sueña con irse lejos mientras, se enamora por primera vez, fuma por primera vez, hace el amor por primera vez y se ilusiona con una vida que cree mejor.
¿Quien no se siente identificada con ella? quien, como ella, no ha querido correr hacia una vida que vista desde lejos se prometía llena de oportunidades y experiencias y quien como ella no se ha dado cuenta al lograrlo que todo era una mentira. Una broma pesada alimentada por el cine o por las series de adolescentes en las que la vida es perfecta y todo sale bien.
Lady Bird no es la típica película de bailes de instituto, aunque se ambienta en todo eso, no es la historia de Carrie, la cual envenenada por el odio a sus compañeros decide incendiar el centro. No es Grease donde una pareja que nada tiene que ver se enamora mientras canta y baila.
Lady Bird es una historia que podía ser la de cualquiera.
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