Ricardo interpreta a Sebastián, un importante abogado que está en trámites de separación de su esposa (Belén). Tienen dos hijos en común. Una mañana que empieza con la rutina habitual, Sebastián va en busca de los niños para llevarlos al colegio y en el escaso tramo que separa la casa, en el séptimo piso, del portal del edificio los niños desaparecen.
Está ambientada en el Buenos Aires actual, de la que se nos muestran planos generales muy bonitos, por cierto. Se trata de un thriller en el que a medida que se desarrollan los acontecimientos se va ganando en confusión más que en intriga. Tiene un ritmo trepidante por lo que su escasa hora y media de duración pasa rapidísimo. A ello ayudan las diferentes hipótesis que se van sucediendo, a medida que pasan los minutos van siendo más descabelladas como fruto del nerviosismo y la incertidumbre.
Ricardo Darín no decepciona, como en todos los papeles que interpreta está de lo más creíble, cuida cada detalle en su actuación y es el que sostiene el peso de la película no sólo porque ocupe la gran mayoría de los fotogramas si no porque la calidad de su interpretación es sobresaliente.
Belén tiene un papel más desconcertante pero a todas luces justificado con el desarrollo de la historia. Ella es la protagonista de alguna incoherencia en el guión y de algunos de los cabos sueltos que quedarán al final. Nos tiene acostumbrados a papeles en los que es protagonista absoluta y aquí puede que la sublime presencia de Darín le haga sombra.
Lo más destacable de "Séptimo" son las interpretaciones y la dirección, especialmente la fuerza de alguna escenas en las que el diálogo es mínimo y son los gestos o las miradas las que lo dicen todo. Lo más flojo es el guión en general, lo que hace bueno a un thriller es que te mantenga intrigado y que el final te sorprenda. En este caso y gracias a algunas incoherencias en el mismo el desenlace se presupone con bastante antelación lo que resta fuerza a la película.
Pese a no ser la mejor película de intriga de todos los tiempos merece la pena verse porque es muy amena y entretenida, mantiene la atención del espectador sin recurrir a escenas violentas ni desagradables, y porque siempre es un placer ver a Ricardo Darín en pantalla.
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