El casi octogenario Jacobo Kaplan comienza a tomar conciencia del paso de los años cuando un médico le retira el carné de conducir por incapacidad. Lo que él cree que es una injusticia soberana le sirve para ser espoleado hacia la búsqueda del proyecto más importante de su vida, demostrar que nunca se es demasiado mayor para hacer grandes cosas.
Encontrará su gran reto personal en la figura de un alemán. Un anciano que regenta un bar junto a la playa y que Jacobo se empeña en demostrar que es un oficial nazi que lleva años allí escondido desde que huyera de Europa con la caída del Tercer Reich.
Jacobo y su familia son judíos europeos que tuvieron que emigrar a Sudamérica en la Segunda Guerra Mundial para salvar sus vidas. Él, que llegó a aquellas tierras siendo un niño, ve ahora la oportunidad de engrandecer a la comunidad judía y para ello su intención será secuestrar al viejo alemán y llevarlo a Israel para que sea ajusticiado.
Todo ese plan lo llevará a cabo con un hombre de mediana edad, Wilson, cuyo padre había trabajado para la familia durante años y que ahora tras ser retirado de la policía se ve en paro y atravesando una situación familiar delicada. Aunque en un principio no entiende a Jacobo y todo eso le parece un disparate, termina tomando plena conciencia del asunto e involucrado al cien por cien.
Juntos forman una pareja realmente divertida puesto que a priori, son dos personas muy diferentes, por un lado el concienzudo y meticoloso Jacobo y por otro el despreocupado y borracho Wilson aunque, como suele pasar en estos casos, terminarán siendo inseparables.
Más allá de recuperar la dignidad para su pueblo, lo que en realidad busca Jacobo es no morir sin ser recordado. En realidad toda la trama del alemán sirve para poner el punto humorístico a un tema que en el fondo es muy triste y doloroso porque, tarde o temprano, la mayoría de nosotros pasaremos por esos momentos.
Lo que esta película nos cuenta es la historia de un hombre con miedo a desaparecer, más que al hecho de morir lo que Jacobo teme es no haber hecho nada importante en su vida, algo que a todos nos puede atormentar en algún momento determinado. Su momento llega cuando ya parece ser muy tarde para todo, puesto que a su edad no tiene el apoyo ni la confianza por parte de nadie y mucho menos de su familia.
Os recomiendo esta divertida y sentimental película que con una dirección y un guión sencillos nos deja anécdotas tan singulares como la imagen del octogenario saltando a una piscina sin saber nadar, sólo para demostrarle a sus amigos que saber nadar no es tan importante ya que, sabiendo o no, si tuviera que hacerlo lo haría por medio del instinto.
GRACIAS POR LEERME