lunes, 9 de febrero de 2015

BIRDMAN: La inesperada virtud de la ignorancia

El cine no está muerto, aún queda mucho por hacer, muchos temas por representar y multitud de formas de interpretarlos.
La fama cuesta pero, cuando digo fama no sólo me refiero al hecho de ser famoso, si no fama como reconocimiento y valoración por parte de la sociedad.
Creo que todos estamos programados desde nuestra infancia para intentar destacar, ya sea por una aptitud innata o para llegar a conseguir ser reconocidos por nuestro trabajo o por lo que logramos tener o hacer a lo largo de nuestra vida. Lo que quiero decir es que la gran mayoría de personas nos movemos por el interés de destacar, de hacer sentir a los que nos rodean, a nuestra familia o al vecino, que somos alguien importante y que hemos conseguido grandes cosas. Pero llega un momento en el que te das cuenta que no todos podemos ser grandes triunfadores. Para que haya genios debe haber mediocres y en ese grupo es donde la gran mayoría estamos condenados a permanecer.
Llegados a este punto podemos conformarnos, consolarnos pensando que siempre hay alguien peor o podemos seguir intentando destacar de la multitud, buscando una aceptación que nunca va a ser suficiente hasta que no nos aceptemos nosotros mismos tal y como somos. Puesto que lo que consigamos en la vida nunca va a ser suficiente para conformar a ese "monstruo" que todos tenemos dentro  y que podemos llamar "gusto por agradar".

Seguro que dentro de la psicología hay algún término para difinir todo ésto pero yo lo desconozco y no me voy a preocupar ahora de buscarlo. Lo cierto es que eso es lo que nos cuenta la película de la que os quiero hablar "Birdman" lo último del mexicano Alejandro González Iñárritu que después de realizar grandes dramas como "Babel", "21gramos" o "Amores perros" ha decidido acercarnos a la comedia negra, con tintes dramáticos, eso sí, y sin perder su esencia como director.
Creo que las películas de Iñárritu se caracterizan por remover conciencias, por ir un paso más allá al invitarnos a la reflexión sobre los grandes temas de la humanidad. Otra cosa que caracteriza a sus películas es la factura tan personal y delicada con que las realiza y sirviéndose siempre de un elenco tan respetado como talentoso cerciorándose así  de que sus grandes historias serán bien interpretadas y llamarán la atención del gran público cosa que de usar actores menos conocidos no sería una tarea fácil ya que su cine no es el más comercial.

Para "Birdman" ha rescatado al gran Michael Keaton de la ensoñación que atravesara su carrera desde los años 80 y 90 cuando alcanzó la cúspide interpretando a Bitelchus y a Batman.
Interpreta ahora un papel que bien podía ser biográfico y seguro que así lo pensó Keaton al leer el guión. Se trata de un actor maduro que alcanzó la fama tras interpretar a un superhéroe, papel en el que ha quedado encasillado. Sus ansias por volver a destacar, por demostrar que es un gran actor más allá de ese personaje lo llevan a adaptar y producir su propia función de teatro en Brodway la cual protagoniza.

Su personaje está trastornado, y podemos ver en él casi una doble personalidad. Por un lado su realidad, la de un actor que quiere trabajar y reconducir su carrera, y por otro la de su cabeza que está manipulada por ese personaje, un pájaro humanoide que, como si de su consciencia se tratara, no para de atormentarlo recordándole que no vale para interpretar nada que no sea a ese superhéroe que años atrás le había dado la fama.
Vamos a ver varias escenas en las que el surrealismo se hace latente y en las que el director juega con ambas realidades, así entenderemos como el protagonista se siente y serán continuas las metáforas que aluden al ansia de libertad, de volar, de deshacerse del lastre que supone ser reconocido por un único personaje.
Junto a él en dicha obra de teatro cuenta con Naomi Watts un valor seguro que ya había trabajado con el director, En este caso su personaje no es el más determinante pero ella, como siempre, está soberbia, así como a un demasiado serio Zach Galifianakis.

Papel mucho más relevante es el interpretado por Edward Norton, el alter ego del protagonista. Interpreta a un actor muy respetado por la crítica, que prácticamente convierte en oro todo lo que toca y que aterriza en la obra de teatro como revulsivo para atraer al público y dar también un plus de calidad a la misma.
Norton y Keaton nos darán momentos bastantes cómicos tanto juntos como por separado y el personaje de Norton es el que saca lo peor de nuestro protagonista, quizás porque envidia su éxito o quizás porque lo vea inmerecido, quizás porque entiende que va a restarle el protagonismo que en definitiva anda buscando.
La otra cara conocida es Emma Stone, interpreta a la hija de Keaton, una joven que ha pasado por rehabilitación por diversas adicciones y que ahora es ayudante de su padre más por estar entretenida que por vocación. En realidad creo que el personaje de Emma busca la aceptación de su padre igual que éste busca la aceptación del público. Creo que no ha recibido el suficiente cariño ni la atención que una hija necesita, de ahí su relación con las drogas y su acercamiento profesional al padre. Sin embargo ni lo uno ni lo otro le sirve para ganar su atención.
Me ha gustado mucho la factura de la película, la ambientación casi asfixiante llena de recorridos por estrechos y oscuros pasillos que te zambullen en la sensación, o así lo entiendo yo, del protagonista. Tansmite agobio y ganas de huir. Me ha gustado mucho el juego de cámara usando mucho plano secuencia, y me ha gustado mucho la historia y como nos la ha contado, sin embargo he echado en falta más humor, negro pero humor al fin y al cabo, y también un final más concluyente  pero sin duda me parece una buena película en la que prima la creatividad y la originalidad, algo muy escaso en el cine actual, recomendada eso sí a los que gusten de analizar las historias, de buscar más allá y de ahondar en los personajes.

 GRACIAS POR LEERME






3 comentarios: