jueves, 16 de mayo de 2013

UNA DE DISNEY

Las películas no animadas de la productora Disney no suelen caracterizarse por ser magníficas obras de arte y mucho  menos pasarán a los anales de la historia del cine. Eso se debe a que suelen ser películas sencillas con algún punto fantástico o extraordinario, de personajes perfectos, de finales felices aunque con algún elemento recurrente que lleve al espectador a la lágrima fácil y con moraleja para rematar.

Pero es cierto, que para todo hay ocasiones y a todos nos apetece un domingo por la tarde ver películas en ambiente familiar, películas sin giros de tuerca para pasar un buen rato y no comernos la cabeza. Incluso para dar una cabezadita en el sofá y poder retomarla sin haber perdido el hilo de la historia. Para eso las películas Disney son perfectas.

En mi caso la última que he visto en esta línea ha sido "La extraña vida de Timothy Green", una película del pasado año que pasó por cartelera sin pena ni gloria y que dura poco más de hora y media. El director es Peter Hedges ( "Como la vida misma" o "¿A quién ama Gilbert Grape?) y la producción corre a cargo de Walt Disney Productions.

La película cuenta la historia de Timothy, un niño que aparece una noche de tormenta en la casa de un matrimonio que no puede tener hijos. Es un niño muy especial que contagia a todo su entorno de energía positiva y de ilusión. Su característica especial es que posee hojas en los tobillos.
Timothy es el niño que siempre había soñado la pareja, con sus virtudes y sus defectos, gracias a su llegada cumplen su sueño.

Como vemos es un argumento sencillo, en un entorno casi perfecto. Se suceden en la dirección de la cinta, planos que se abren, travellings, zonas verdes con grandes casas unifamiliares, esa luz dorada de media tarde justo antes de que se ponga el sol o de las primeras horas de la mañana, incluso esa manida secuencia con una mujer que, con camisa de cuadros de franela, trabaja en las plantas del jardín. No hay que obviar la banda sonora, perfecta armonía sin matices que resalten demasiado, bonita y que en realidad parece la misma en todas las cintas de este estilo.


Tiene el punto justo de fantasía, el toque justo de sensiblería y algún giro dramático hacia el final, pero aún con eso resulta edulcorada y demasiado idealista.
Toca emociones básicas como la fe, la ternura, la exaltación de la naturaleza, el trabajo en equipo, y ese tipo de cosas, intentando ser un cuento para adultos que aleccione y distraiga a partes iguales. A mí siempre me a resultado algo chirriante que sea una niño de ocho o diez años el que aleccione en cosas tan trascendentales y de manera tan contundente a todos los adultos de su alrededor y, lo más importante, que éstos lo tomen en serio.

Como empezaba diciendo no sería un tipo de película que entrara en mi "top ten", a decir verdad ni en mi "top cincuenta", pero sí tengo que decir que sería una película para recomendar a familias con niños pequeños  o pre-adolescentes, gente con ganas de pasar el rato sin más pretensiones o a cualquiera con ganas de tener algo puesto en la televisión mientras se echa la siesta. No es ni mucho menos la película de tu vida pero, si no hay otra cosa, la ves y pasas el rato.

Aunque puestos a querer ver una película con niños especiales como protagonistas y con el inconfundible sello Disney aunque sea de la Warner, yo recomendaría "August Rush, el triunfo de un sueño", una película de 2007 que yo personalmente vi por primera vez hace pocos meses y que es realmente conmovedora y sobre todo con una banda sonora muy bonita. 
Además, el niño protagonista tiene verdadero carisma y los personajes se desarrollan más profundamente que en la de Timothy Green, haciéndote entrar mucho más en la historia.


Esta película no queda exenta de los ingredientes de la anterior. También encontramos bastante fantasía en el argumento puesto que nos habla de una pareja de músicos que se conocen en una fiesta y se enamoran. Tras pasar una noche juntos se separan y no vuelve a verse, habiendo quedado ella embarazada. 
El niño, fruto de ese encuentro, es entregado a un orfanato donde crece solo mostrando un talento innato para la música. De nuevo es la fe ciega lo que le lleva a creer en el sueño de encontrar a sus padres y ser feliz.

Son dos películas en la misma línea pero ésta tiene el aliciente de la música como hilo conductor por la que incluso llegó a estar nominada al Oscar como mejor canción original en 2007. Además cuenta entre el reparto con Robin Willians haciendo de despiadado explotador infantil, lo que siempre se agradece.

Ambas son recomendables para una tarde de ambiente familiar y de buen rollo, en la que no se pretenda más que pasar un buen rato. Ya os aviso que no son películas que den cabida a la sorpresa aunque sí entretienen sin más.

Y a vosotros, ¿os gustan este tipo de películas o no os van las ñoñerías? Espero vuestras opiniones.

GRACIAS POR LEERME












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