"Una pistola en cada mano" es obra del director Cesc Gay, del cual yo no había visto ningún trabajo anterior pero al parecer son varios los largometrajes que ha dirigido.
Se trata de una película ligera de 95 minutos y de un género que está muy de moda en los últimos años y al que podemos denominar como "historias cruzadas". En la linea, salvando las distancias, de "Love Actually", "Historias de San Valentín" o "Crazy Stupid Love".
Se trata por tanto de varias historias divididas por "sketches" que al final tienen algún tipo de conexión entre sí, o bien las propias historias o bien los personajes.
Como se puede ver en el cartel, el reparto es impresionante. Todos actores de primera línea dentro de nuestro cine, caras muy conocidas siguiendo la fórmula de las películas de este estilo americanas.
La mayoría de las historias se desarrollan tras un encuentro casual, inesperado y también incómodo al principio. En un parque, en una tienda, en un ascensor, en un coche... se repite la escena por parejas, y en todos los encuentros vemos como uno de los integrantes va confesando alguna intimidad que le aflige. El echo de dividirlo en parejas hace que se vea casi como un duelo interpretativo, en el que puede haber un ganador y un perdedor o no.
Leonardo Sbaraglia sale del psicólogo cuando se encuentra con Eduard Fernández, viejo amigo al que hace tiempo que no ve y que se descubre como un fracasado que vive con su madre y su gato tras divorciarse.
Ricardo Darín y Luis Tosar, mi "duelo" favorito, se encuentran en el parque desde el cual el primero espía a su mujer de la que sospecha que le es infiel.
Cayetana Guillén Cuervo está en una licorería, Jordi Mollá la ve desde la calle y entra a saludarla. Ella le explica su preocupación por la disfunción eréctil de su marido.
En los casos que no hay encuentro fortuito es en el de Eduardo Noriega y Candela que son compañeros de oficina aunque nunca antes habían hablado, y Javier Cámara que declara su amor a su ex mujer cuando acude a casa de ella a dejar al hijo que tienen en común.
No deja de ser una comedia romántica ligera, en la que se lanza el mensaje de que "todos somos una cosa y parecemos otra". Los que se consideran amigos no hablan de sus problemas realmente, el que parece que tiene éxito en realidad no es tan feliz, la que parece de reputación dudosa tiene sentimientos, el chico casado "enamorado" y de bien está deseando ser infiel, en fin, un reflejo de una sociedad plural en cuanto a las relaciones. Especialmente se hace una crítica de la parte masculina de la pareja puesto que las reacciones de las féminas son casi siempre más naturales o menos rebuscadas, más maduras en definitiva (me refiero en la película).
El tiempo dedicado a cada una de las parejas no es mucho, pero sobra para conocer a grandes rasgos la personalidad de cada personaje. De todos destacaría la naturalidad y espontaneidad en cuanto a movimientos y expresiones. Especialmente entiendo el premio a Candela porque en su breve aparición embelesa. Interpreta a una chica que se ha creado fama de chica fácil en la oficina y en realidad es descarada, sincera, adorable e incluso graciosa en esos minutos en los que desarrolla su papel junto a un Noriega que se queda bastante soso.
La verdad que la película tiene la duración perfecta para no aburrir aunque me hubiera gustado que el final se desarrollara más para no quedarme a medias en algunas historias. Aunque eso también le aporta encanto puesto que es el espectador el que puede barajar diferentes desenlaces.
Me ha gustado bastante, porque los actores son buenos, las historias son buenas, el mensaje es bueno, es muy entretenida y se disfruta mucho viéndola. Además, para los retrógrados que se niegan a ver cine español porque siempre salen desnudos, tengo que decir que no se ve ni una sola teta y no, tampoco se habla de izquierdas o de derechas, de rojos ni de azules.
GRACIAS POR LEERME
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